Maracay 14 de mayo de 2014 |
De nuevo. Una chica de 19 años, Zaray Mejías Bloyse, madre de un niño de tres años fue alcanzada por la violencia machista de un delincuente con pistola cargada de balas y con siete registros policiales, uno por violación (2003). Se trata de Augusto Castillo E. de 42 años, su ex pareja con prontuario pesado. Explicarse como los violadores medio cumplen o no cumplen sus condenas, cómo se insertan socialmente sin el más mínimo control ni seguimiento, es saber del riesgo de las mujeres en particular y, de la población en general, al no tomar en cuenta – el gobierno y sus ministerios - los porcentajes de reincidencia en estos casos; también es mirar el funcionamiento del sistema de justicia y sentir pánico. Aunque el sistema carcelario tenga como objetivo – en el papel- la recuperación del delincuente, la realidad dice cosas como esta, que la gente sale peor, con doctorados en violencia incalificables, salvo excepciones. . El caso relatado hace dos semanas en esta misma columna sobre Adolfredo R. Matos, el director de una academia de modelaje en Maracaibo, acusado de violador y de prostituir a niñas y adolescentes, quien huyó raptando a su “pareja”, una joven de 16 años, también tenía antecedentes, incluyendo el de abuso sexual y, oh casualidad, también estaba libre, ejerciendo libremente su derecho a cometer fechorías. Desde hacía un tiempo Zaray vivía con su mamá en Rosario de Paya, pero su perseguidor llegó a buscarla y al no encontrarla donde supuestamente debía estar amenazó a diestra y sinistra si ella no aparecía, Lila Bloyse, madre de Zaray al enterarse de la situación, actuó en consecuencia, de inmediato buscó protección policial y debió acudir a varias instancias, a una comisaría, al GAES y a la Subdelegación de Turmero, pero nada, no obtuvo respuesta. Nadie se movió. En el caso de Matos, la hermana de la víctima también lo denunció y la policía sí llegó a la casa, pero aun viendo todas las heridas que la joven mujer tenía en su cuerpo, causadas por Matos, se excusaron; según ellos, no era posible intervenir en nombre de la ley, pues la agredida – pareja del agresor - no había formulado la denuncia. Denuncias sin respuesta sobran, estados críticos de violencia y amenazas sin obtener apoyo policial son elementos comunes de los dos casos en los que los victimarios son reincidentes, autores de varios delitos, con parejas mucho más jóvenes y con evidente poder de manipulación y maquinación. Para no perder la costumbre y contribuir a la naturalización de la violencia contra las mujeres, en la prensa regional podemos leer a un periodista que comenta como si tal cosa que, en un ataque de celos, al sentirse abandonado por su mujer le dio muerte, refiriéndose al caso de Zaray. El delincuente, exponente machista de las formas de actuar a la hora de los extremos violentos, disparó siete tiros sobre el cuerpo de Zaray - quien tenía su hijo en brazos – ejerciendo así su derecho a la impunidad. Cada vez vale menos la vida, ya lo sabemos, el delito y la muerte van acaparando nuestros espacios, ya lo sabemos. Con el 95% de impunidad, no podemos dejar de hacernos preguntas por el sentido de ser delincuente.
“Pero así como relataba su asombro ante la sonoridad y colorido del país al que llegó también denunciaba las penurias de
un país que desde su llegada intentó descubrir con “humildad” y “curiosidad”. Por eso también recordó, que “todavía
hoy se mercan las tripas femeninas. El Pasado 13 de abril, dos mujeres fueron asesinadas de varios tiros en la cabeza en Ciudad Jua?rez, una de 15 años y otra de 20, embarazada. El cuerpo de la primera fue encontrado en un basurero”. Asi mismo manifestó su admiración por la resistencia de las mujeres indígenas de Chiapas” que alzaron la voz, en 1994, para que tuvieran los mismos derechos que los hombres y no fueran cambiadas por una garrafa de alcohol”.
Si en Venezuela tuviéramos acceso a las estadísticas pudiéramos verificar lo que se presume un aumento de femicidios de chicas jóvenes por parte de sus ex y la efectividad de la aplicación de la Ley Orgánica sobre el derecho de las mujeres a una vida sin violencia, incluyendo la prevención y la educación. El cadáver de una adolescente merideña de 17 años identificado como María Eloina León Altuve, fue encontrado, días atrás, en un basurero en Casalta I, Caracas. Desde hacía varios meses trabajaba en un bar en la capital. Ciudad Juárez nos va quedando cada días más cerca. Familiares de María Eloína creen que el responsable de su violación y muerte es un exnovio que está preso en San Juan de los Morros.
Las estudiantes nigerianas secuestradas siguen desaparecidas. La noticia ocupa espacio en las primeras planas de la prensa mundial y los noticieros; se va de alarma en alarma, de apoyo en apoyo, no se sabe por cuánto tiempo. La violencia cotidiana que vive Nigeria – que es mucha- no se detiene, incluso se repitió la acción de secuestro del mismo grupo islamista y, el 6 de mayo, a mano armada raptó a otras 8 niñas menores de edad entre 12 y 15 años en el pueblo de Warabe. Por su lado, el gobierno nigeriano descartó excarcelar a presos islamistas a cambio de la liberación de las jóvenes, tal como reclama el grupo armado. Pero más tarde, Mike Omeri, del Ministerio de la Información, confirmó que “el gobierno de Nigeria está evaluando todas las alternativas para liberar a las niñas y reunirlas con sus padres”, aclarando que están en contacto con servicios de inteligencia militar en todo el mundo y que las fuerzas del país se enfrentan a una operación de rescate. El sufrimiento de las familias de las secuestradas aumenta a medida que pasan los días. Los rostros de las mujeres nigerianas que vemos en las fotografías y videos hablan de su dolor y su ira. En el plano internacional, el presidente francés, François Hollande, anunció “una cumbre de seguridad” en París, con varios países africanos - Nigeria, Chad, Camerún, Níger y Benin - para tratar el secuestro de las jóvenes, aunque mucho público se pregunte por la necesidad de dicho evento y la demora que significa organizarlo. El gobierno de Washington envió a Nigeria un equipo de expertos para ayudar a liberar a las alumnas. Desplegó aviones de vigilancia tripulados en Nigeria y comparte imágenes satelitales con el Gobierno. Todo suma en un problema grave que engloba derechos humanos, género, religión , política y geopolítica , economía, creencias, violencia… http://www.excelsior.com.mx/global/2014/05/13/958791 |